Historia y narración: premisas

jueves, 30 de julio de 2009 Escribir un comentario





El acto de narrar es común a todos los seres humanos y todos lo tiempos. Hasta donde se sabe, tanto las sociedades naturales como las civilizadas, desarrollan destrezas narrativas para diversos fines sagrados o mágicos y profanos o prácticos. Narrar una serie de acontecimientos ubicados en el tiempo y en el espacio ya sea sagrado o profano, era una forma eficaz de comprender el mundo e inventar una identidad. Narrar era una manera de volver a vivir lo narrado y, en cierto modo, de volver a estar allí simbólicamente. La posibilidad de que se desarrollasen valores colectivos que estimularan la solidaridad entre los grupos humanos quedaba garantizada con ello.

Oralidad y grafía

El acto de narrar, sin embargo, tomaba una diversidad de formas. En las sociedades ágrafas ocupó el espacio de lo oral. En aquellas comunidades que desarrollaron la grafía, desembocó en la narración escrita. La relación entre lo oral y lo escrito siempre ha sido contenciosa. Si bien es cierto que se presume que la escritura tradujo numerosas tradiciones de la oralidad, la naturaleza distinta de uno y otro medio implicó la reformulación de la primera en la segunda.

El texto oral es re-textualizado, re-inventado y en la medida en que es fijado por la escritura. La plasticidad y contingencia de la oralidad se invisibilizan tras el proceso de fijación de la la transformación del testimonio oral en documento escrito. En términos técnicos la narrativa oral es transferencia de información en presencia, desde la cercanía; mientras que la narrativa escrita es transferencia de información en ausencia, desde la distancia. La forma de la transferencia se imprime en la información y al trasnforma.

Los textos narrativos orales y escritos, pueden adoptar diversas formas o estructuras tales como el verso, como es el caso de la épica; o la prosa como ocurre en el caso de numerosas fábulas, leyendas, apólogos o las parábolas. Pero los textos narrativos orales y escritos también pueden tener una diversidad de estilos que van desde las narraciones fantásticas fronterizas entre la imaginario y real; hasta narraciones realistas que tratan de evadir los hechos imaginarios y pretenden reflejar los hechos reales de una manera precisa.

Los propósitos o finalidades de los textos narrativos orales y escritos son numerosos. Se narra con una finalidad informativa e ilustrativa, o con una finalidad instructiva y moral. Pero lo cierto es que informar de un modo dado ya implica un acto inconsciente de instrucción. Los ámbitos sólo están separados de una manera simbólica.

Michel_FoucaultEl otro asunto que hay que tomar en cuenta es la cuestión del autor. El autor es la causa de la narración, el que la produce o la inventa e inevitablemente la personaliza. Ello implica que la narración no es siempre igual a sí misma aunque cuente los mismos acontecimientos si el autor es otro. El autor, como decía Michel Foucault en El orden del discurso en 1970 en el Collège de France, es quien da sus nudos de coherencia, su inserción en lo real” al discurso”en general y al discurso narrativa en particular.




El autor puede ser desconocido como el anónimo del cuento egipcio Los dos hermanos, o el de la épica hispana de El Cid. O puede ser colectivo desconocido como ocurre en las épica helénica La Ilíada o en la hindú El mahabharata. O puede ser un individuo como ocurre en las Encuestas o Historias de Herodoto antes citadas. Lo cierto es sea un texto narrativo en verso o prosa, anónimo colectivo o acreditable a un autor conocido, el texto o lo narrado siempre representan un gesto de poder en la medida en que elabora una propuesta organizada sobre un conjunto de fenómenos o acontecimientos. Narrar es organizar una imagen de lo que se narra que aspira a ser aceptada por los receptores de la misma como una legítima, es decir, su conformidad con algo que se considera verdadero o genuino.

Desde este punto de vista, hacer historia es, en lo fundamental, narrar. La historia es el relato o el discurso sobre los fenómenos del pasado, y los textos históricos son una forma de los textos narrativos. En consecuencia, la historia se desenvuelve como un relato narrativo que establece una relación contenciosa entre lo real y lo imaginario, o entre lo verdadero o lo falso. Dado que el pasado nunca es recuperable, la historia siempre es un reflejo imaginario de aquel. Su condición de relato convierte a la historia en un fenómeno ficcional clásico.

Mario R. Cancel (Historiador y Crítico)

Fuente: http://mariocancel.wordpress.com/2009/07/28/historia-narracion-premisas/

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